Seguíamos frecuentando bastante, y la acompañaba a diferentes lugares, en aquel entonces trabajaba en una escuela secundaria, como maestra, y tenía eventos con los alumnos y padres de familia. Una de sus compañeras me parecía bonita y a veces bromeábamos al respecto, sin embargo mi percepción cambió esa tarde.
Recuerdo con mucho cariño aquella vez, nos quedamos de ver afuera de su casa para tomar un taxi y asistir a una especie de baile que se organizó. Llegué y después de esperar unos minutos, llegó ella, tan bonita, pero me sorprendió verla de una manera… especial, en cualquier caso no fue un sentimiento muy fuerte (o eso creía); nos subimos al taxi en la parte de atrás y comenzó a maquillarse.
Dicen que las mujeres no se maquillan en presencia de quién les gusta, así que nunca pensé que yo pudiera ser de su agrado; siempre mantuvimos una relación de “hermanos” porque su familia me recibía a menudo con invitaciones para comer, jugar o realizar otras actividades; pero en ese momento, cuando se estaba enchinando las pestañas en verdad me deslumbró.
Algo curioso de esa ocasión es que me mostraba como es que las pestañas juegan un papel importante en la percepción que tenemos del ojo, pestañas más grandes hacen ver más grande al ojo (cosa que ahora me parece obvia pero en aquel entonces no).
Se colocaba el rímel mientras me decía: “Mira cómo este ojo se ve más grande” y yo solo la miraba con admiración y cierta fascinación por encontrarla tan bonita de pronto. “También son importantes las pestañas de abajo” y realizaba la misma comparación entre sus ojos.
“Esta… ¿Bonita?” me preguntaba a mi mismo, pero esos pensamientos dejaron de sonar tan fuerte cuando llegamos a la escuela por las distracciones de la logística del evento.
Esa tarde llovió, sin embargo bailamos juntos cerca de unas escaleras.
Ella me enseñó a bailar, pero eso es algo que me gustaría contar después.